Guàrdia y Roig estaban en un terreno donde había otros animales como patos y perros. El problema principal era que las condiciones de las instalaciones donde vivían no eran las adecuadas. Si a eso se le suma la falta de supervisión por parte de las personas que las tenían, era una situación que tarde o temprano provocaría un accidente. Un día los dos cachorros que vivían allí, entraron en la zona de patos y gallinas y las empezaron a cazar. Algunos de ellos murieron y otros tuvieron la suerte de ser rescatados por la Plataforma Animalista de Sant Cugat. Guàrdia y Roig estuvieron ingresadas en la clínica veterinaria Exòtics de Barcelona unas dos semanas. Sus heridas finalmente mejoraron y vinieron a vivir al refugio en agosto de 2021.